¿Qué es lo que NO debe hacer un Coach?

por | Dic 15, 2022 | Coaching, Crecimiento personal | 0 Comentarios

Inicio » Coaching » ¿Qué es lo que NO debe hacer un Coach?

Hoy en día el Coaching está de moda y eso genera mucha confusión acerca de lo que verdaderamente es coaching, y lo que no. En otros artículos de nuestro blog he explicado lo que SÍ es coaching, pero hoy me gustaría hablarte de lo que NO es.

Voy a resumir las actitudes ‘anti-coaching’ en 10 puntos. De esta manera, si en algún momento te planteas formarte en esta bella y tan necesaria profesión, sabrás en qué aspectos fijarte.

1. Un Coach NO te dice lo que debes hacer

Todos los buenos coaches, psicólogos, terapeutas … suelen tener un gran anhelo de ayudar a los demás, lo cual es una bendición. No tiene sentido dedicarse a esto, si no es para ayudar de verdad. El problema es que este anhelo a menudo nos incita a ir por el camino rápido, el de dar consejos.

¿A qué eres buenísimo/a dando consejos? Si estás leyendo esto, me puedo imaginar que compartes esa habilidad conmigo. Lo normal sería que llevaras toda la vida siendo el hombro de tus amigos, siendo la persona del grupo que más desea mejorar la vida de sus amigos, aquella persona que quiere arreglar sus problemas, aunque ellos aún no sean conscientes de ellos. Y la herramienta que tradicionalmente utilizamos es la de decirles lo que tienen que hacer. Como creemos saber lo que les pasa, creemos saber lo que les puede ayudar. Y lo compartimos con ellos en forma de sabios consejos.

¿Te suena? ¿Qué tal te ha ido con ello? ¿Cuánto te han hecho caso? ¿Cuántos cambios sostenibles has provocado de verdad? ¿Cuántas veces has tenido la sensación de que tus sabias palabras entraban por un oído y salían por el otro, aunque la personas que tenías enfrente estuviera asintiendo con la cabeza? ¿Cómo de eficaz ha sido realmente tu ayuda?

En mi caso, a pesar de tener un inmenso anhelo desde niño, mi ayuda siempre había sido limitada hasta que descubrí por qué.

Lo que más bloquea nuestro impulso de ayudar es ir por el camino directo. Resulta más fácil decirle a la otra persona lo que debe hacer, que ayudarla a descubrir, por sí sola, qué camino necesita tomar. En eso consiste el buen coaching, en potenciar el autodescubrimiento por el camino indirecto. Cuando alguien descubre su propia verdad, la transformación se torna sostenible por el hecho de sentirse dueño de su propio aprendizaje. Cuando descubres TU verdad, no te queda más remedio que ponerte en marcha.

Te invito a sustituir el decirle a las personas lo que deben hacer, por el hacer poderosas preguntas de coaching, que activen el tan transformador camino indirecto.

2. Un Coach NO te enseña

Un buen coach no te enseña nada. Potencia tu propio aprendizaje por el camino indirecto, pero no te enseña nada. Yo tuve el honor de formarme en coaching con uno de los padres fundadores del coaching, Sir John Whitmore, y John siempre decía que se había equivocado con el nombre. Coaching en inglés significa entrenar y, por deducción, coach significa entrenador. En el mundo del deporte anglosajón, los entrenadores deportivos se llaman coaches. ¿Pero qué suele hacer un entrenador deportivo o un entrenador personal? Enseñarte una técnica para mejorar en algo. De nuevo, aplican el camino directo. Un coach, en el sentido que nosotros usamos la palabra, jamás haría eso. ¿Quién soy yo para pretender enseñarte nada? Yo puedo hablar de mi propia experiencia, puedo hablar de mis propios aprendizajes, pero eso no significa, ni mucho menos, que eso sea lo que tú necesites. Por eso, enseñarte lo mío no servirá de mucho. En cambio, si te ayudo por el camino indirecto a que tú aprendas lo tuyo, ¡eso sí será transformador y sostenible!

3. Un Coach NO te enseña un buen show

El buen coaching no pertenece al ‘show business’. Hay muchas personas, supuestos coaches, que se suben a un escenario, activando poderosos juegos de luces y sonido, para subir tu emoción y adrenalina hasta las nubes. ¿Pero qué queda cuando baja la espuma? Un buen coach no es un gran orador, no es un encantador de masas, no es un político, ni un actor, ni un motivador. Un buen coach es un acompañante de alma que, por el camino indirecto, te ayuda a descubrir quién eres y a crear la vida que realmente anhelas. Y eso no se puede hacer en un escenario.

Un buen show puede ser divertido, lucrativo, puede hablar de cosas muy interesantes, puede ser inspirador, pero no logra la profundidad que se necesita para potenciar grandes transformaciones. No te formes en coaching para hacer ‘show’, sino para aprender una técnica poderosísima que canaliza tu profundo anhelo de ayudar a otros.

4. Un Coach NO te psicoanaliza

Analizar a alguien es otro ejemplo del camino directo. Si yo te analizo, estaré usando mis conocimientos psicológicos o sociológicos para interpretar qué te ocurre, para identificar cuál es tu problema, catalogarlo de manera estructurada, y a partir de ahí ofrecerte la mejor solución pautada. Eso es, por definición, anti-coaching. Un buen coach no tiene nada que analizar, de hecho, no tiene nada que entender. Cualquier análisis o supuesta comprensión que pretenda hacer su mente, no será más que un gran obstáculo para el proceso de su coachee (en coaching llamamos a nuestros clientes coachees).

Todo lo que yo piense acerca de ti, me aleja de ti, ya que lleva mi atención a mi propio proceso deductivo. Ya no estaré contigo, sino en mi propia mente haciendo cábalas.

En mi opinión, es una gran osadía pretender saber lo que le ocurre a otra persona. Nuestra mente es inmensa, es como un gigantesco laberinto, del cual apenas hemos logrado explorar un pequeño porcentaje que, como mucho, se podría expresar con un solo dígito. ¿Cómo vamos a saber nosotros lo que le ocurre a una persona, mejor que ella misma?

Pero claro, el camino directo, una vez más, es más fácil y cómodo para ambas partes. Quien analiza puede agarrarse a su experiencia y supuesta sapiencia, para creer que está haciendo un gran trabajo de ayudar. Y quien es analizado puede volcar su responsabilidad en el supuesto experto, para no tener que tomar decisiones por sí mismo y limitarse a hacer lo que se le indique. Explorar por ti mismo, trabajar por ti mismo, experimentar por ti mismo, es mucho más duro, requiere más voluntad, más fuerza, más madurez espiritual, pero sin duda es el camino más poderoso para llegar a donde quieres. Por el camino indirecto llegas mucho antes y mucho más lejos.

5. Un Coach NO diagnostica

Por la misma razón, un coach nunca diagnostica. Nunca te dirá lo que te pasa, nunca te pondrá una etiqueta expresando que eres esto o aquello o que padeces esto o aquello. Un buen coach te ayudará a recordar que eres un Ser grandioso con una poderosa mente que necesita ser ordenada. Y para poder ordenarla es importante no etiquetarla. Cuando ponemos etiquetas, nuestra mente se las cree y las alimenta. Ocurre lo mismo que con nuestros hijos. Cuando les decimos que son esto o aquello, ellos se lo creen y lo hacen suyo. En cambio, cuando les ayudamos a quitarse etiquetas, vuelven a creer en ellos mismos, a confiar en su potencial, y su mente deja de traicionarlos tanto. Lo mismo ocurre con los adultos. Por estos motivos, diagnosticar o etiquetar es anti-coaching, por mucho que creamos que parece evidente lo que padece una persona. Si de verdad es tan claro y evidente, dejemos que la persona lo descubra por sí misma. Eso le ayudará inmensamente a poner orden en su gran casa, llamada mente. No solo activará su propia responsabilidad, cosa crucial para madurar y evolucionar, sino que potenciará la exploración interna de soluciones, llegando mucho más lejos de lo que podríamos llegar nosotros desde fuera. El camino indirecto es más poderoso.

6. Un Coach NO te lleva de la mano

Llevar de la mano nos hace sentir muy bien y muy importantes. Alimenta nuestro ego y nos hace creer que somos mejores personas, por estar ayudando a otros. Pero, ¿realmente es la mejor ayuda que podemos ofrecer? ¿Realmente llevamos de la mano por el bien de la otra persona, o por el nuestro propio?

Evidentemente hay situaciones, en las que llevar de la mano es muy recomendable. Por ejemplo, cuando vamos a cruzar la calle con un niño muy pequeño. Pongo especial énfasis en la palabra MUY pequeño. Puesto que, si ya no fuera tan pequeño, y pudiera hacerse suficientemente consciente de los peligros que acechan en la calle, probablemente la mejor ayuda que podríamos ofrecerle es permitir que cruzara solo/a, estando a su lado en todo momento, pero invitándole a crecer, a aprender, a observar su entorno y a expandir su mente. Nuestro corazón querría tomar su mano, pero nuestra sabiduría sabría que así le ayudamos menos.

Si esto es así con los niños, te puedes imaginar cómo afecta a los adultos. Un buen coach te acompaña, está a tu lado hasta en el mismísimo infierno si hace falta, pero NO te lleva de la mano. Ni tú a él o ella. Su mano siempre estará ahí, para que puedas agarrarla si realmente la necesitas, pero tu camino lo recorrerás por ti mismo/a. Nadie puede recorrerlo por ti. Todos los grandes maestros, de todas las culturas y épocas, coinciden en esto. Crecer, evolucionar, madurar, alcanzar sabiduría, desarrollar tu potencial, iluminarse…, todos estos profundos anhelos de nuestro Ser requieren que aprendamos a caminar por nosotros mismos. Una vez más, el camino indirecto es la ayuda más eficaz.

7. Un Coach NO te sermonea

Imagínate que trabajaras como coach, y tu cliente te dijera que desea tener cuatro amantes. ¿Qué le dirías?

Puede que tus primeros impulsos te llevaran a tener este tipo de juicios internos: “¡Qué inmoralidad!”, “¡Qué gran idea!”, “¡Qué abuso!”…

¡Nuestra mente no para de juzgarlo todo! Pero sea cual sea tu juicio acerca de los/las amantes, eso no significa que deba ser el juicio de tu coachee. Nosotros no somos quién para saber, si el tener amantes le va a ayudar o le va a perjudicar. Tampoco somos quién para saber, si va a perjudicar o ayudar a su pareja. Evidentemente debemos ser fieles a nuestros valores, a la hora de decidir con quién queremos trabajar y con quién no, pero eso no debe traducirse en imponer nuestros valores a nuestros coachees (clientes). Por el camino indirecto, haciendo muy buenas preguntas, invitaremos a nuestro coachee a explorar, en profundidad, quién es con y sin amantes, cómo es su vida con y sin amantes, como está su SER, su corazón, su alma, su cuerpo… con y sin amantes, para que, finalmente, nuestro coachee decida por sí mismo, y desde su más elevada sabiduría, qué es lo que desea hacer. Nuestro ego siempre nos empujará a juzgar cualquier situación. Pero nuestra mayor sabiduría como coaches está mucho más allá de nuestro ego. Llegarás ahí por el camino indirecto.

8. Un Coach NO te ilumina

De la misma manera que un coach no sermonea, tampoco ilumina. No tiene el poder para hacerlo, por mucho que más de uno lo pretenda. La iluminación es un camino individual, propio, íntimo, por el cual te acercas a la Verdad, a Dios, a la Fuente, o a aquello en lo que tú decidas creer. Este logro máximo sólo puedes hacerlo tú mismo/a. Evidentemente, un buen coach transpersonal puede ayudarte muchísimo a avanzar en esa dirección, ayudándote a adentrarte cada vez más en tu interior y a encontrar la llave (inner key) que buscas, pero sólo será tu acompañante durante una parte de tu trayecto espiritual.

9. Un proceso de Coaching NO es para desahogarse y relajarse

¿Recuerdas esa imagen, que tanto hemos visto en películas, en las que el paciente se tumba en una camilla y se pone a hablar, mientras que el terapeuta escribe en su cuaderno? Esa manera de trabajar es otro ejemplo de lo que NO debe hacer un coach.

Un buen coach no te pide que hables de lo que ya sabes, sino que explores profundamente para descubrir lo que no sabes. Coaching no es un proceso para relajarse, sino para trabajar duro. En una buena sesión de coaching, nuestro coachee ha de ¡sudar la camiseta!

No nos pagan para que sigan sabiendo, después de la sesión, lo que ya sabían antes de la misma. Tampoco por desahogarse durante un ratito, o tumbarse en una camilla. Nos pagan para ayudarles a encontrar lo que están buscando. Y si nos han contratado, es porque no es tan fácil de encontrar.

Nuestros mayores tesoros no se encuentran hablando superficialmente de ellos, ni contando historias acerca de lo que me ocurrió en el pasado o de lo que me gustaría conseguir en el futuro. Se encuentran, como solemos decir en Innerkey, realizando un arduo trabajo de perforación de broca gorda, para bajar y bajar y seguir bajando ¡hasta que encontremos petróleo!

Todo aquello que nos impide Ser quiénes realmente somos y tener la vida que realmente anhelamos, tiene unas profundísimas raíces en nuestro subconsciente, y si no llegamos a su punto de partido, sino que sólo cortamos las malas hierbas en la superficie, todo lo que nos limita volverá a crecer, y con más fuerza. En cambio, si lo trabajamos desde la raíz, la transformación será sostenible y profundamente poderosa.

10. Un Coach NO habla apenas

A diferencia de lo que yo estoy haciendo en este artículo, un coach habla muy poco durante las sesiones. Sus palabras son invitaciones para que explore su cliente, para que hable su coachee desde su corazón o alma. En una sesión de coaching, un buen ratio de tiempo hablando sería del 75% para nuestro/a coachee y del 25% para el/la coach.

Para hacer buen coaching hay que morderse muchísimo la lengua.

Si hemos incorporado la sabiduría del camino indirecto, y hemos interiorizado los puntos anteriores, entonces nos resultará fácil estar en silencio. Desde ahí usaremos nuestra mirada y presencia (mucho más que nuestras palabras), para invitar a los coachees a ir más abajo. Por eso es tan importante que un coach se trabaje mucho a sí mismo/a.

Cuanto más sabio sea un/a coach, más poderoso será su coaching. No por lo que diga o haga, sino por lo que emane de su SER.

Si alguno de estos mensajes te ha resonado, te invito a que experimentes el coaching transpersonal en ti, bien formándote en coaching con nuestros cursos online o realizando un proceso individual.

¿Qué puedes perder que no hayas perdido ya?

Añade a tu vida todo lo que te aporte y aparta lo que te reste.

Un viaje tan profundo sólo puede hacerte ganar.

 

Te acompañamos a despertar consciencia

Agustin Piedrabuena

Coach certificado MCC por ICF
Managing Director de Innerkey y Director de la Escuela Transpersonal de Coaching
Ver perfil del autor

Agustin Piedrabuena

Coach certificado MCC por ICF
Managing Director de Innerkey y Director de la Escuela Transpersonal de Coaching
Ver perfil del autor
SÍGUENOS EN NUESTRAS REDES

Compartir artículo

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te ayudamos a despertar conciencia

Máster Profesional en Coaching Ejecutivo y de Equipos - Innerkey Coaching
Z

SERVICIOS PARA EMPRESAS

Banner - Procesos de Coaching - Innerkey Coaching - Europa
Z

Escuela de coaching